Pizza Chica y las Lloronas, de Bárbara Alca

PizzaChica y sus amigos rozan los veintitantos pero tienen pánico a crecer y convertirse en tediosos adultos. Ellos prefieren vivir en su miseria millenial, con sus recelos y sus redes sociales, donde nadie es como aparenta ser.

PizzaChica pretende compensar su penosa carrera profesional como artista con una vida romántica plena. El problema es que esa supuesta vida romántica deja mucho que desear y al final termina siendo una de tantas millenial fracasadas.
Su mejor amiga, Princess Bridget, una vampira de 700 años, no rinde cuentas con sus padres porque están muertos, y su compañera de piso, Perra2000, fue separada de su familia nada más nacer; por lo que ni la una ni la otra entienden las aspiraciones de PizzaChica.

Aislada en la ciudad, PizzaChica se ha viciado con la aplicación de citas que solo la empareja con granujas que ella idealiza a su antojo para no sentirse sola. Sus encuentros sexuales con los seres de la noche barcelonesa no hacen más que postergar la angustia sobre el futuro incierto. Ni Papanazzi o LoboTommy, sus más habituales follamigos, logran empatizar con su creciente desesperación y precariedad.